Cuando acabé el libro, tenía ganas de más, de saber donde y como acababan exactamente los personajes y el libro entorno al cual gira la historia.
Lo cierto es, que el libro me gustó bastante, mezcla historias de todos los lugares y la escritora es capaz de enredar lo suficiente la trama para que aunque sea algo liosa sigas siendo capaz de seguirla a la perfección. No obstante, a veces, por intentar entrelazar tanta mitología, supersticiones y creencias de tantas culturas, la novela puede parecer demasiado enrevesada, y más para los que controlamos poco o nada sobre mitos (aparte de la mitología clásica).
El libro lo empecé este verano pasado. Me iba unos días de viaje al pueblo y fue el libro más “gordo” que encontré. A pesar de todo, y como a casi todos los libros que tienen más de 500 páginas, al libro le sobran unas cuantas páginas, especialmente aquellas en las que narra escenas que nada tienen que ver con la trama principal y que desvían demasiado del tema, como todo el rollo sobre energía nuclear. Para mi gusto también sobran los capítulos sobre los tótems y mitos americanos, pero porque a mi esos temas no me van.
El libro, aunque te hace reflexionar sobre lo relacionadisimas que estan todas las culturas, también da a entender en sucesivas ocasiones que hay una especie de “destino”, que ha llevado al mundo a evolucionar de esta forma.
La novela, como otras de la autora, convina el pasado con el presente, y mezcla una “historia” sobre Jesucristo para dar pie al argumento que se sucede en la actualidad (¿años 80 o 90?).